Capitalía Plena Sucre: LA REVOLUCIÓN FEDERAL

jueves, 1 de febrero de 2007

LA REVOLUCIÓN FEDERAL



La Ley de Radicatoria del Poder Ejecutivo en la capital, Sucre, que aprobó el Congreso que se reunía en Chuquisaca en 1898, fue la chispa que encendió la hoguera del enfrentamiento regional.

Así se relata esta parte en la obra de Ramón Salinas Mariaca, titulada “Vida y muerte de Pando”: “Entre tanto, el Congreso de 1898, sesionaba normalmente, hasta que en la sesión del 31 de diciembre un grupo de diputados conservadores, presentó un proyecto de ley, por el cual se obligaba al Poder Ejecutivo a residir permanentemente en la capital de la República.

“Esta actitud de los diputados conservadores fue interpretada por los liberales como una hostilidad y se fundaba en lo que había ocurrido en marzo último, cuando se había planteado en el seno del Concejo Municipal de La Paz, la cuestión de la visita del Gobierno, y la desgraciada actitud del pueblo de Sucre que provocó incidentes desagradables para el mismo gobierno, ocasionando la renuncia del Ministro don Macario Pinilla y además el desistimiento del Presidente Alonso de visitar La Paz en su calidad de Capitán General del Ejército y regresar a Sucre desde Oruro.

“Pero los representantes nacionales temieron que una vez clausurado el Congreso, el Gobierno de Alonso insistiera en su visita a La Paz por lo cual resolvieron presentar el proyecto llamado de radicatoria y ante la evidente aprobación de este descabellado proyecto que constituía un reto a La Paz, la representación liberal y el coronel Pando, con un espíritu tranquilizador quisieron sustraer a su partido de esa lucha provincialista que desgraciadamente se había iniciado en el seno del Congreso Nacional y que había repercutido tan hondamente entre dos pueblos hermanos.

“Como emergencia de esa delicada situación, Pando reunió a los representantes chuquisaqueños y paceños el 4 de noviembre para ver la manera de atenuar las asperezas que se presentaban.

Pando había planeado la cosa de tal manera, que se puso de parte de esa ley de radicatoria, que al final sería la chispa para que se inicie la rebelión que buscaban los liberales, ya que si no se aprobaba la citada ley o el gobierno la vetaba, el pueblo de Chuquisaca se alzaba contra el gobierno y se ponía a las órdenes de su senador el coronel Pando, y si se aprobaba la ley y el Gobierno no la vetaba se alzaba La Paz y ponía sus tropas a las órdenes del paceño coronel Pando que en esos momentos no se podría negar a defender su terruño.

“Esto creó una situación azas difícil para el gobierno de Alonso puesto que la tal ley de radicatoria constituía un arma de dos filos.

“Ante el fracaso del Gobierno para hacer que fuera retirado el proyecto de radicatoria, fue aprobado por el Congreso y el Presidente Alonso no tuvo más remedio que promulgar la Ley, sabiendo que había caído en una trampa que le traería muchas dificultades. Y así fue, al aprobarse la ley, la delegación liberal se retiró del Congreso y los paceños que representaban a otros distritos, como Pando, también fueron abandonando sus escaños.

“Los ministros paceños renunciaron, así como muchos funcionarios de la administración pública.

La delegación paceña al momento de abandonar el legislativo, presentó un proyecto de ley que creaba el régimen federal en Bolivia, siguiendo ya las instructivas del Concejo Municipal de La Paz que en una Asamblea o Cabildo Abierto lo había proclamado como su bandera política. El día 13 de noviembre de 1898, se organizó en La Paz el Comité Federal, siendo designado su presidente el Dr. Fernando E. Guachalla y formado por los principales y más ilustres personajes no solamente del liberalismo sino también del partido conservador.

“Este Comité dirigió a los representantes paceños un telegrama imponiéndoles la presentación al Congreso de un proyecto de Régimen Federal que como se dijo fue presentado antes de que la delegación liberal se retire. También se dirigió una comunicación al Presidente de la República pidiéndole la reunión de un Congreso Extraordinario para tratar de la reforma federal de la República. El texto de esa petición fue el que sigue: ´El departamento de La Paz, representado por su Comité Federal, compuesto de los partidos Constitucional y Liberal, desea el noble propósito de evitar colisiones entre el pueblo y la autoridad, haciendo uso del derecho de petición, solicita: la inmediata convocatoria a un Congreso Extraordinario, en la ciudad de Oruro, en el perentorio plazo de sesenta días para que considere y resuelva el proyecto de ley sobre reforma del sistema de gobierno, bajo el régimen federal; y solicita también se suspenda los efectos de la Orden General, que ha puesto en receso las guardias nacionales. La falta de respuesta a esta patriótica solicitud, su aplazamiento o cualquier evasiva, importará una negativa, de cuyas consecuencias no será responsable el pueblo.

Esta es, señor Presidente, la opinión unánime manifestada, de perfecto acuerdo con la Honorable Representación Departamental, en bien de la República y en resguardo de los derechos de este pueblo´.

Además el 7 de diciembre de 1898, corroborando lo anterior, un grupo de Representantes Nacionales encabezados por don Federico Zuazo, don José Santos Machicado, don Abel Iturralde y otros, también dirigieron el siguiente oficio al señor Presidente de la República: “Los suscritos Representantes Nacionales, de acuerdo con el Comité Federal, han resuelto manifestar a usted que es exigencia de carácter inaplazable la inmediata convocatoria a un Congreso Extraordinario, para que se ocupe del proyecto de reforma federal, presentado a la última legislatura. La situación convulsionada de todo el departamento, podrá modificarse en caso de que el Poder Ejecutivo reúna dicho Congreso Extraordinario en la ciudad de Cochabamba u Oruro, en un plazo que no pasaría de los sesenta días”.

“Los suscritos creen servir los intereses nacionales, proponiendo la favorable acogida de esta indicación, que consulta la tranquilidad y concordia boliviana. Cualquier evasiva o demora en su aceptación, implicará un rechazo, cuyas funestas consecuencias, en ningún momento recaerían sobre el pueblo de La Paz. Asimismo, expresan al señor Presidente de la República, la necesidad de que se derogue la Orden General de suspensión de Guardias Nacionales del departamento, como único medio de calmar la indignación pública”.

“La respuesta del Gobierno comunicada por medio del Prefecto de La Paz, señor Serapio Reyes Ortiz, motivó una réplica altanera y revolucionaria del Comité Federal en sentido de no tomar en cuenta los telegramas de respuesta del Gobierno; y proclamando la regeneración de Bolivia bajo el régimen federal. El 12 de diciembre se constituyó una Junta de Gobierno Federal integrada por el Prefecto Serapio Reyes Ortiz, el Coronel José Manuel Pando y el Dr. Macario Pinilla y como Secretario General el Dr. Fernando Eloy Guachalla.

“Esta Junta designó al General Eliodoro Camacho, General en Jefe del Ejército, al Coronel Fermín Prudencio Jefe de Estado Mayor General, al Coronel Ismael Montes Sub Jefe y al Sr. Zoilo Flores, Ayudante General.


“Con los antecedentes enunciados en el capítulo anterior y la constitución de la Junta Revolucionaria, el pueblo de La Paz se preparó febrilmente para la lucha. Mientras tanto Pando había salido de Sucre y llegado a Oruro para preparar la insurrección en esa ciudad, pero allí los gobiernistas recibieron órdenes de capturarlo y enviarlo preso a la Capital, cosa que no pudieron hacer pues el Coronel avisado de que lo buscaban se fue a Sica Sica, donde recibió un correo de La Paz avisándole haber sido designado Miembro de la Junta Revolucionaria y dándole cuenta de los sucesos del 12 de diciembre. Pando estuvo al principio un tanto renuente a aceptar el alzamiento de La Paz, pero ante los hechos ya consumados aceptó la revolución liberal en vista de la urgencia que había de defender su ciudad natal, y adquirió pues, el compromiso de poner toda su energía y capacidad para ello.

“Mientras tanto, el Presidente Alonso el 10 de diciembre había salido de la Capital de la República, con intenciones de buscar la conciliación y avenimiento con la Junta Federal, sin tener una exacta noticia de la verdadera revolución, puesto que las noticias eran confusas en Sucre, no obstante que las autoridades de varios departamentos habían recibido órdenes de captura para Pando y otros elementos liberales.

“Esta falta de decisión del Presidente que demoró demasiado en aproximarse a La Paz con sus fuerzas, al parecer sin darle la importancia que merecía el levantamiento, mas bien tratando de llegar a algún arreglo con los paceños, salvó a la revolución, puesto que La Paz solamente contaba con 215 rifles y las barricadas se estaban por comenzar a construir así como se estaba organizando el ejército y por lo tanto sus posibilidades de éxito contra el Gobierno eran remotas.

“Y en realidad, el ejército de Alonso en lugar de dirigirse a El Alto de La Paz, y atacar resueltamente la ciudad cuando sus avanzadas ya estaban en el alto de Chacaltaya recibieron órdenes de replegarse hacia Viacha, donde se concentraron todas las tropas esperando la llegada de refuerzos. Por otra parte también falló a Alonso la logística militar y tuvo que esperar recursos y otras vituallas que por razones no bien establecidas no llegaron oportunamente; lo cierto fue que perdió la oportunidad de ocupar La Paz y reducir a sus defensores. Entre tanto, la Junta Revolucionaria pasaba momentos de angustia en espera de las armas que se habían comprado al Perú: 1.500 rifles y dos cañones pequeños, pero

“Así, con esos antecedentes nació el movimiento revolucionario de La Paz, contra el Gobierno del Dr. Severo Fernández Alonso y el régimen conservador que desde los tiempos del Presidente Pacheco había constituido una oligarquía gobernante. La revolución Federal ya estaba pues planteada y comenzó su ejecución y su lucha en busca del poder.

“Con los antecedentes enunciados en el capítulo anterior y la constitución de la Junta Revolucionaria, el pueblo de La Paz se preparó febrilmente para la lucha. Mientras tanto Pando había salido de Sucre y llegado a Oruro para preparar la insurrección en esa ciudad, pero allí los gubiernistas recibieron órdenes de capturarlo y enviarlo preso a la Capital, cosa que no pudieron hacer pues el Coronel avisado de que lo buscaban se fue a Sica Sica, donde recibió un correo de La Paz avisándole haber sido designado Miembro de la Junta Revolucionaria y dándole cuenta de los sucesos del 12 de diciembre. Pando estuvo al principio un tanto renuente a aceptar el alzamiento de La Paz, pero ante los hechos ya consumados aceptó la revolución liberal en vista de la urgencia que había de defender su ciudad natal, y adquirió pues, el compromiso de poner toda su energía y capacidad para ello.

“Mientras tanto, el Presidente Alonso el 10 de diciembre había salido de la Capital de la República, con intenciones de buscar la conciliación y avenimiento con la Junta Federal, sin tener una exacta noticia de la verdadera revolución, puesto que las noticias eran confusas en Sucre, no obstante que las autoridades de varios departamentos habían recibido órdenes
de captura para Pando y otros elementos liberales.

“Esta falta de decisión del Presidente que demoró demasiado en aproximarse a La Paz con sus fuerzas, al parecer sin darle la importancia que merecía el levantamiento, mas bien tratando de llegar a algún arreglo con los paceños, salvó a la revolución, puesto que La Paz solamente contaba con 215 rifles y las barricadas se estaban por comenzar a construir así como se estaba organizando el ejército y por lo tanto sus posibilidades de éxito contra el Gobierno eran remotas.

“Y en realidad, el ejército de Alonso en lugar de dirigirse a El Alto de La Paz, y atacar resueltamente la ciudad cuando sus avanzadas ya estaban en el alto de Chacaltaya recibieron órdenes de replegarse hacia Viacha, donde se concentraron todas las tropas esperando la llegada de refuerzos. Por otra parte también falló a Alonso la logística militar y tuvo que esperar recursos y otras vituallas que por razones no bien establecidas no llegaron oportunamente; lo cierto fue que perdió la oportunidad de ocupar La Paz y reducir a sus defensores. Entre tanto, la Junta Revolucionaria pasaba momentos de angustia en espera de las armas que se habían comprado al Perú: 1.500 rifles y dos cañones pequeños, pero como las fuerzas contrarias desde Viacha no podían controlar los caminos del lago Titicaca a La Paz, tampoco pudieron impedir que las armas llegaran y que los contingentes de voluntarios que acudían de las provincias se incorporaran al ejército revolucionario, organizándose la defensa en forma lo mas precisa posible.

“Pando salió de la ciudad y se situó en El Alto en espera de un ataque de Alonso contando ya con un ejército armado y las montoneras de indios que se plegaron a ellos y que comenzaron a hostilizar al enemigo. El Coronel Clodomiro Montes con una pequeña fracción del Ejército revolucionario avanzó hasta Pucarani, atacando sorpresivamente y destrozando un escuadrón del Regimiento Bolívar el 17 de enero de 1899.

Por medio de los indígenas supo que de Oruro habían salido los refuerzos y vituallas para el Ejército de Alonso y entonces Pando organizó una brigada de 148 hombres para interceptarlos y así fue que en el lugar denominado Chacoma, a pocos kilómetros del campamento de Viacha, atacaron las avanzadas de Alonso, ocasionando el avance del ejército revolucionario hasta Cosmini en busca del convoy de los gubiernistas, pero en vista que no llegaban dentro del plazo calculado, Pando ordenó al ejército seguir por el camino a Ayo Ayo con el objeto de interceptar el convoy y las fuerzas que lo custodiaban y así fue que en el lugar denominado ´Crucero´ el comando de las fuerzas revolucionarias preparó un plan de combate contra los alonsistas que se sorprendieron de la presencia del ejército paceño y trataron de volverse, pero en eso se produjo el ataque y los revolucionarios concentraron sus fuegos sobre las mulas de las carretas, matando gran parte de ellas, por consiguiente carretas y cargas quedaron paralizadas y los gubiernistas no tuvieron mas remedio que rendirse.

(José Aguirre Achá, en el libro ´De los Andes al Amazonas´, recuerda este acontecimiento armado del 24 de enero de 1899 y relata así el posterior descenlace: “Derrotado el Escuadrón ´Sucre´ con parte del ´Monteagudo´ y un piquete que conducía elementos bélicos para el bombardeo de La Paz, quedaron asilados en el templo de Ayoayo más de treinta soldados, heridos en su mayor parte, a cargo de tres sacerdotes, el de Viacha, el de Ayoayo y el Capellán del Cuerpo. La ferocidad de los indios, fermentada hacía largo tiempo con los ultrajes de los que fueron víctimas durante la guerra civil, encontró cómoda presa en los derrotados, sacrificándolos en los mismos altares de la Iglesia, como término de la fiesta bacanal que el pueblo aterrado contemplara durante cuarenta y ocho horas. Yo mantenía vivo aún el recuerdo de la dolorosa impresión que me causó ese proscenio, cuando pasé por él a los dos días del suceso, con el ejército revolucionario”).

“Después de esa acción -continúa Ramón Salinas-, el Presidente Alonso que se había trasladado con sus tropas a Oruro, se negó a todo avenimiento y tan sólo se accedió a convocar a un Congreso Extraordinario sin decir dónde ni cuándo. Pando en un telegrama en Caracollo el 6 de marzo de 1899, le hizo ver su error al cerrar las puertas de una pacificación, pues Alonso se negó a renunciar a la Presidencia y no tomó en cuenta la posibilidad y el peligro que significaban los indios sublevados. Ante esta actitud de Alonso y no obstante su buena voluntad de evitar derramamiento de sangre entre hermanos, Pando tomó el Comando General del Ejército y con su Jefe de Estado Mayor, el coronel Ismael Montes, dispuso el ataque de las fuerzas alonsistas de Oruro. Y el día 10 de marzo de 1899 a las siete de la mañana se puso en marcha el ejército sobre Paria, para luego el día siguiente atacar a Oruro. Por su parte Alonso avanzó de Oruro el mismo día 10, para encontrar y destruir en Paria a las fuerzas revolucionarias de Pando. Ambos ejércitos se encontraron a las tres de la tarde en el campo del Crucero de los caminos de Paria y Caracollo. El ejército del gobierno contaba con 1.952 hombres y el de Pando con 1.795. La batalla duró una hora y media. Ambos ejércitos lucharon como leones y al final de la tarde el Coronel Ismael Montes entró victorioso al pueblo de Paria con el abundante botín tomado al gobierno.

“Ante esta derrota el Presidente Alonso regresó a Oruro y en la noche tomó el tren con destino a Antofagasta, mientras que Pando al día siguiente ocupó Oruro”.

Con esas acciones se estableció La Paz como sede del poder Ejecutivo y empezó una nueva etapa en la historia de Bolivia, facilitándose, además, la ascensión a la Presidencia de la República del Coronel José Manuel Pando y el predominio liberal en Bolivia hasta la segunda década del nuevo siglo, aunque el “régimen federal” no prosperó en los hechos.

(Fuente: El Diario “A principios del Siglo XX”)