Capitalía Plena Sucre: La triste "victoria" de una derrota

lunes, 2 de febrero de 2009

La triste "victoria" de una derrota

Los asesores extranjeros de Evo Morales saben perfectamente que los números aritméticos no siempre coinciden con los números políticos, tal el caso del último referendo chavista en Bolivia. Con nueve departamentos y la población mal distribuida territorialmente, Bolivia es un país dividido, brutalmente dividido entre la población urbana y la rural.

La población rural es analfabeta a pesar del bluf cubano y en su gran mayoría, desde los tiempos de la revolución de 1952 cuando se le otorga a la masa indígena el derecho al voto ("te doy el voto pero votas por mi"), ese voto se convierte en una especie de moneda de trueque político que desde entonces manejan los dirigentes sindicales hechos a la medida de la corrupción de la partidocracia tradicional. En Bolivia, los llamados "movimientos sociales" no son otra cosa que sindicatos al servicio del poder cualquiera que sea, sin ideología alguna, pero sí con muchas ganas de vivir sin trabajar.

Desde esa simple e inobjetable realidad, analicemos los resultados del referendo ilegal que acaba de suceder en Bolivia, legitimando ilegalmente el proyecto de constitución política del estado, confeccionado por las inefables oenegés y los "asesores" del partido de gobierno en una reunión pactada entre el gobierno y una oposición venal. Proyecto ilegal, ya que no siguió los pasos constitucionales para su aprobación como proyecto (sitio de la "aprobación" en un cuartel; muertos de por medio; ni los propios constituyentes masistas conocieron el texto final que no aprobaron en detalle, dos tercios, etc., etc.).

En números fríos, el gobierno logró el 60% y la oposición el 40 (62 y 38 es sólo una nueva versión del fraude). Ganó el gobierno, y eso los avalan los veedores de la OEA y los ganapanes internacionales que viven de eso, de apañar los actos oficiales del internacionalismo turístico. En realidad, de acuerdo a los analistas, el fraude giró en torno al 15%, por lo que el gobierno apenas logró un 45% frente al 40 de la oposición. Al no alcanzar la mayoría requerida legalmente, el referendo, de por sí fraudulento, carecería de valor si tuviésemos un Tribunal Constitucional.

Pero resulta que, a pesar de las tintas de Exeni, de las bases de datos: registro civil adulterado, etc., de las nueve capitales de Departamento, el Gobierno sólo ganó en dos: La Paz y Oruro; pero en La Paz, sufrió su más dolorosa derrota cuando se encuentra que la oposición a su proyecto logró el 40% (voto de la clase media paceña y de su oligarquía que le estuvo fiel hasta hace poco, voto también contra su alcalde obsecuente).

Perdió en Potosí y en Cochabamba, a pesar de haber tenido en la capital del valle una estruendosa concentración de "acarreados" dos días antes del referendo. El gobierno perdió ampliamente en cuatro departamentos de los nueve y prácticamente empató en uno (gracias a las tintas de Exeni, seguramente). El área rural de los departamentos en que ganó el Sí, es una región donde ni la policía ni la oposición tienen ingreso (Achacachi), donde reside una especie de Corte Comunitaria para cometer asesinatos públicos, mejor conocidos como "justicia comunitaria", o el Chapare, especie de republiqueta supra-autónoma de donde fue expulsada la DEA norteamericana y se fabrica cocaína las 24 horas del día; pues, son regiones donde el voto es comunitario- ilegal. Una especie de voto-rebaño, donde los dirigentes sindicales negocian monetariamente el sufragio y están al servicio de quien mande en "palacio".

En las ciudades capitales, ese voto que se urbaniza rápidamente por el abandono del campo (el campesino gana más en una concentración política del gobierno que labrando la tierra sin ayuda estatal), también llega a formar parte del cohecho oficialista. En otras palabras, el área rural sólo es el patio trasero de la política gubernamental. Y el gobierno sabe muy bien que no es equivalente, desde el punto de vista cualitativo, su derrota urbana con su triunfo rural. El gobierno perdió en las capitales de Cochabamba, y Potosí, y su raquítica victoria en La Paz, refleja que la clase media andina se le volcó luego de haberlo apoyado generosamente durante tres años y de ahí al tobogán…

Y no se trata que el voto de un campesino sea de segunda con relación del voto urbano, aunque en este país, obviamente existen ciudadanos de primera (los del MAS) y de segunda (los otros), sino que el voto urbano es el voto activo de la clase media donde se asienta el poder real de la política; el rural, sólo es, aunque no debería serlo, un poder comparsa del poder central o dictatorial, gracias a la corruptela de la dirigencia sindical.

El MAS sabe perfectamente- quizá sea el único que lo sabe- ya que nuestra oposición es analfabeta, que ni sacó el 60% de los votos (como tampoco sacó 67% en el ilegal referendo revocatorio), ni ganó este referendo, como también sabe que su proyecto ilegal aunque legitimado por la oposición, es tan totalmente inviable que nos viene amenazando con cien decretos listos para poder implementar su mamotreto indigenista, esotérico, y racista, con 36 supuestas nacionalidades, sacadas de la chompa del cacique mayor y sus asesores; justicia (asesinatos) comunitaria; autonomías subordinadas a una super autonomía indígena en un país donde el 80% de la población es mestiza, y lo indígena se lo utiliza sólo para el folklore político y cultural y el turismo.

Mención aparte el voto en el Departamento Pando (con una gran presencia paceña,) que pese a ser una región que en los hechos rige el Estado de Sitio, al estar militarmente ocupada, salió días antes a la calle a recibir a los prefectos autonomistas, y luego propinó un rotundo revés a los invasores al dar su voto- lleno de dignidad- contundente contra el gobierno.

De ese modo, Morales no puede poner en vigencia su mamotreto constitucional. Pando a demostrado que con los militares no basta! Por más que Chávez zapatee y tire de las orejas al "indio". Chávez copia a Fidel y Morales copia a Chávez. Chávez expulsa al embajador norteamericano y Morales también; Chávez rompe con Israel y Morales también y además lo demanda por genocidio; Chávez se enoja con la presentadora de noticias de CNN y por supuesto Morales también. Chávez ha implantado la moda del referenditis y Evo también; Chávez quiere hacerse musulmán iraní, y Morales también; Chávez tiene petróleo y Morales tampoco, esa es la única pero gran diferencia. Porque paranoia del poder ya los atrapó a ambos.

Y es que los modelos de Morales ya no sirven. 50 años tardó Cuba en llegar a la altura de Haití. Las dramáticas tomas televisivas sin trucaje alguno, nos mostraron durante la reciente tormenta del huracán "Ike" el cuadro patético y gemelo de los campesinos de uno y otro país. El uno con su pobreza centenaria y el otro con 50 años de revolución socialista. Esa pobre gente saliendo de sus chozas de hojas de palma, salvando una silla desvencijada, algunas ollas viejas y un triste atadijo de poca ropa.

Cayetano Llobet nos dijo certeramente que Cuba tuvo tres grandes logros en materia de salud, educación y deportes, pero al mismo tiempo tiene tres graves problemas sin resolver: el desayuno, el almuerzo y la cena. Y si a ello acotamos que la isla soporta la mayor prostitución y la más barata del continente, junto a una salud que tiene que importar a un médico español para saber la enfermedad de su comandante en jefe y una educación que no permite leer libros prohibidos, nos encontramos ante un escenario dramático que nadie con sus cinco sentidos quisiera repetir. Y esa es la deuda que Fidel también tiene con nosotros.

La juventud latinoamericana se jodió durante 50 años enfrentando a las dictaduras militares de derecha, soportando exilios, torturas, cárceles y muertos, todo por la revolución cubana, sin darnos cuenta que la dictadura del proletariado es tan dictadura como las de los militares, mientras los cubanos desayunaban, almorzaban y cenaban dignidad, sin carne ni pan (y la dirigencia?). Esa factura impaga, nos las quiere revertir un gorila demente que manda lleno de petrodólares en Venezuela y considera a Bolivia y Nicaragua como sus colonias de segunda categoría (sin hablar de Ecuador, Honduras y Argentina).

Como el cristianismo en su tiempo, el marxismo se hizo iglesia y el Kremlin sustituyó al Vaticano. La música protesta formó a los revolucionarios de cafés y el Ché fue nuestro Supermán o Rambo luchando contra el imperio, mientras los montoneros y tupamaros morían en las calles de Buenos Aires y Montevideo en un juego masoquista de tuja de esconderse con los militares de las dictaduras más sanguinarias de América Latina para llegar al cementerio. Aquí hicimos lo mismo contra Bánzer y más tarde contra García Meza. Y al final de los finales, cuando se cayó el Muro, nos dimos cuenta que el mundo nos miraba azorado viendo que la vida no es sólo melena y barba y el puño izquierdo levantado, y que es el modo de vida lo que determina la ideología de la gente, porque finalmente, el ser humano había estado hecho de gustos, pasiones y libertades y es la existencia, como dicen los filósofos, lo que determina la conciencia y no al revés. Y ahora nos quieren volver a contar- los mismos gringos de las o­ngés- el mismo cuento arropado de poncho indígena y rezando el Corán de Ahmadineyad.

Al final de cuentas, qué ganó el MAS en este referendo? Comprobar que retrocedió. Y las "revoluciones" que retroceden dejan de ser tales. De qué le ha servido su reguero de odios y complejos para dividirnos? Dónde están las 36 naciones que saldrán a defender la "revolución" chavista de Morales? Dónde está la pachamama cocalera que protege a Morales y a su banda del fracaso que terminará con su bellaquería?

Mañana volverá de nuevo con el huayño llorón de que "no me quieren porque soy indio", "quieren tumbar al indio", y que el imperialismo y que la embajada y que las cuatro familias y que los oligarcas. Algo hay de verdad. A Morales no lo quieren porque es un indio que trata de dividir Bolivia estúpidamente, porque en Bolivia no hay indios sino mestizos. Y su complejo de no ser blanco, de no haber sido cruceño, lo ha hecho creerse menos que mestizo y eso lo lleva, con sus chamarras seudo-militares, a refugiarse en los cuarteles a buscar refugio político a su sobrevivencia sindical, qué contrasentido! Él que tanto denostó a los militares desde su dirigencia cocalera, ahora funge como el primer militarista del continente después de Chávez, naturalmente. Mientras tanto, en el día después comenzó la toma de tierras urbanas y rurales alegando que Morales les había ofrecido 5000 hectáreas por el voto. Como quien dice, comenzó el despelote nacional que, como todo disparate se sabe cuando y como comienza pero nadie pude adivinar cómo y cuando termina.

Parece que es mucho pedir que Morales sepa que Mandela no luchó contra los blancos, sino contra el apartheid, y que Obama fue elegido no por negro sino por demócrata en un país donde el 80% son blancos, pero además por su juventud y sus nuevas ideas que enamoraron a la juventud norteamericana . Claro que es mucho pedir!

Y un modesto consejo -si cabe- a la oposición. De acuerdo a la teoría política sólo los vencidos invocan a gritos pactos sociales. Los vencedores no pactan, imponen acuerdos. Que no nos vuelva a suceder lo del referendo revocatorio. El pueblo ha extendido a su dirigencia el último cheque en blanco y la acción próxima podría pasar muy por encima de ellos. No puede pasarse por alto que ésta ha sido una victoria de la gente, de la gente de la calle, cansada de un gobierno absurdo, antidemocrático y totalitario, antes que la de una oposición incapaz, de una dirigencia fofa que no ha sabido corresponder las expectativas del pueblo que les dio su confianza.

Y por más que los "matemáticos" de la política quieran argumentar sobre la victoria de Morales con la aritmética de los goles del fútbol, éste fue un partido ideológico, en el que las victorias de Potosí, Cochabamba y el 40% de La Paz, con tremendos goles de media cancha, destrabaron la crisis entre regiones y pasaron la pelota al campo de la política nacional, marcando de manera clara y sin vuelta atrás el descenso irremediable del partido de gobierno en la tabla de posiciones. Este referendo fue una derrota política de Morales que le obstaculiza el camino (muy en serio) para las próximas elecciones, a las que llegará, sin lugar a dudas, sin haber puesto en vigencia plena su mamotreto de constitución inviable.